INTERLUDIO
Año 259 AL
El
sol se alejaba, comenzaba a descender, muy despacio. «Falta poco para que anochezca… y entonces se irá este maldito calor.»
El caballero sonrió para sí mismo tras ese pensamiento. Mantenía los ojos
cerrados, aunque el resto de sus sentidos se encontraban alerta. No le estaba
permitido distraerse, él mismo no se permitía jamás relajarse mientras se
encontrara desempeñando sus servicios como caballero de la Guardia Real.