Capítulo 32

TYWIN

– ¿Todo bien, hermano?

No respondió al momento. De hecho pensaba que tampoco merecía la pena contestar. Kevan seguramente ya sabía qué era lo que pasaba por su cabeza en esos instantes, por lo que permanecer en silencio era una respuesta perfecta.

Siguió con la vista al frente, observando como aquel reducido grupo se iba alejando poco a poco.

– Sí… todo bien –contestó finalmente, con seriedad.

– Los Lannister están a salvo –mencionó Kevan–, aunque siguen asustados.

– Les servirá como escarmiento. A la próxima pensarán antes de actuar.

Kevan asintió levemente, pero Tywin no le miraba. Seguía con la vista fija en aquel grupo, sobre todo en aquel hombre que, al final, se había salido con la suya.

– ¿Qué crees que harán ellos ahora? –Le preguntó a su hermano menor.

– ¿A qué te refieres?

– ¿Esperarán o atacarán a la más mínima oportunidad? Y si deciden esperar, ¿cuánto tardarán en volver a traicionarnos?

– No lo sé –murmuró Kevan, soltando un leve suspiro–. Espero que nunca. Si padre hubiera condenado a Lord Tarbeck, ahora estaríamos en guerra.

– Probablemente. O quizás se habría ganado un mínimo de respeto. La traición se condena con la pena de muerte –sólo en ese momento se giró para mirar a su hermano–. Lo sabes tan bien como yo.

– Lo sé… pero ellos capturaron a los Lannister. No podíamos arriesgarnos.

– Aunque Stafford y sus amiguitos se hubieran quedado quietos, padre jamás habría condenado a Lord Tarbeck. De hecho no lo hizo cuando tuvo ocasión, y eso le dio ventaja a Ellyn… Ahora estamos en paz: un preso a cambio de tres. No ha habido bajas en ninguno de los bandos, pero se ha dado una traición que ha quedado sin sentencia –dijo mientras observaba de nuevo a aquel grupo–. Eso dará pie a que se produzcan más.

– ¿Entonces lo dijiste en serio?

– ¿El qué?

– ¿Lo de cortar a Lord Tarbeck en tres?

– ¡Por supuesto!

Kevan soltó una leve carcajada, algo que desconcertó por completo a su hermano.

– ¿Y ahora qué? –Preguntó Tywin, totalmente confundido.

– Si no te conociera diría que no tienes sangre en las venas, hermano.

– Mejor eso a tener demasiada. Padre es un buen hombre, sí, pero se guía demasiado por el corazón. Eso le convierte en un señor débil y estúpido, y alguna vez se arrepentirá de ello. Nuestra madre era más…

– Decidida –terminó Kevan por él–. Más autoritaria.

– Sí… no era una mujer sumisa, desde luego. Aunque de poco sirve si no eres quien tiene la última palabra en los asuntos importantes.

– Algún día eso cambiará… si no nos han derrocado antes.

– No… jamás ocurrirá algo así. No mientras yo viva.

Ambos hermanos guardaron silencio, contemplando como el grupo se iba alejando más y más hasta que, por fin, se perdió en el horizonte.

– Venga, volvamos a la fortaleza. Aquí ya no hay nada más que hacer.

Tywin asintió levemente y caminó junto a su hermano hasta que recordó algo a lo que antes no le había prestado importancia.

– ¿Tywin? –Le llamó Kevan al ver que su hermano había parado de repente.

– Kevan, hay algo que no me explicaste –expresó con seriedad, lo que provocó que el joven se sorprendiera.

– ¿Y de qué se trata? Creí que ya estaba todo claro.

– Prácticamente sí, aunque todavía queda un vacío. Padre dijo que fue él quién sorprendió a Lord Tarbeck reuniendo a varios vasallos para traicionarnos. ¿Pero cómo lo descubrió? ¿Dónde? ¿Y quiénes eran esos vasallos?

Kevan respiró profundamente: – No hay nada seguro sobre eso –comentó mientras reanudaba el paso–, hay varios rumores, mas nada certero. Padre asegura no haber reconocido a los otros vasallos porque no se encontraba en sus mejores… condiciones.

– ¿Y eso qué significa? –Preguntó enarcando las cejas–. Habla claro.

– Significa que lo más seguro es que padre estuviera algo bebido… y las malas lenguas aseguran que se encontraba en un burdel con una prostituta cuando los descubrió.