AÑO 250 AL
Todo
se encontraba en silencio a pesar de la multitud que se había congregado en
aquella mañana soleada, con un sol tan brillante como el orgulloso león que
adornaba las banderas de Roca Casterly. El interior del septo se había impregnado
de aquellos colores dorados y escarlatas, incluso los soldados y guardias del
lugar, inmóviles en su puesto y sin mostrar ningún atisbo de cansancio,
mostraban sus armaduras con esos tonos tan distintivos. Le habría parecido una
auténtica belleza de no ser por el momento tan delicado que atravesaban.
Allí,
al fondo del septo y en un féretro de mármol, yacía el cadáver de la mujer a la
que había intentado salvar, la misma a
la que había tratado durante toda su vida desde que fuera una niña. La muerte
había demacrado su rostro, eliminando todo rastro de belleza y acrecentando más
las arrugas que él solo había visto en los últimos momentos de su vida. Solo su
cabello seguía tan resplandeciente como siempre, tan rubio como el oro.
La vida de Lady Lannister fue decayendo poco a poco, llegando a acrecentarse en el momento que quedó embarazada por quinta vez. Él mismo llegó a afirmar que no sobreviviría a ese nuevo embarazo. Su salud iba a peor por cada mes que pasaba, no podría soportar el parto, o quizás ni siquiera llegara a parir.
Pero
el Maestre se equivocó. La señora de Roca Casterly dio a luz a un varón fuerte
y saludable, y aunque ella se encontraba muy débil, también estaba viva. Cuidó
de su hijo durante treinta días, hasta que unas altas fiebres se la llevaron para
siempre.
–
Esto ha sido un golpe muy duro para todos –murmuró su aprendiz, quién se
encontraba justo a su lado.
–
Sí…, sobre todo para él –contestó el Maestre mientras miraba al hombre que se
encontraba frente al altar.
Lord
Tytos Lannister estaba destrozado, incapaz de mantenerse erguido y sin parar de
llorar. A su lado estaban sus tres hijos mayores, ya que Tygett y Gerion se
encontraban dentro del castillo con su ama de crías.
Genna
era aún demasiado pequeña como para poder contener las lágrimas, mientras que
Kevan hacía verdaderos esfuerzos por no llorar durante el funeral. El muchacho
apenas contaba con seis años pero guardaba una apariencia mucho más seria que
la de su señor padre.
Aunque,
como venía siendo habitual en los últimos años, nada podía compararse con el
chico que se encontraba entre Lord Tytos y Kevan. Era el heredero de una de las
casas más importantes de Poniente, pero, al fin y al cabo, seguía siendo solo un niño
normal de ocho años que acababa de perder a su madre.
–
Tywin… –susurró el Maestre para sí mismo.
–
No parece muy afectado, ¿verdad? –Preguntó su aprendiz.
El
chico no mostraba signos de tristeza, se mantenía serio y firme, sin apartar la
vista de su madre, como si ya hubiera visto más veces a la muerte.
–
No es eso –dijo el Maestre–. Hace tiempo que Tywin dejó de ser un niño.
Los
distintos representantes de las casas vasallas fueron acercándose al lugar para
presentar sus respetos a Lord Tytos y a sus hijos. Pero Tywin ni siquiera les
dirigió la mirada, a ninguno de ellos. Tarbeck, Marbrand, Westerling, Crakehall,
Reyne o Lefford. Le daba igual quienes fueran, no les miraba, no les respondía.
El Maestre pudo notar el odio que sentía el muchacho cada vez que uno de ellos
se presentaba a su padre, siempre con
las mismas palabras de gratitud.
–
Lo sentimos, Lord Tytos. Vos habéis sido siempre un señor bondadoso con mi
familia y, por consiguiente, con mi casa. Ahora es nuestro turno de ayudaros.
Estoy seguro que lograréis sobreponeros de esta lamentable pérdida.
Tywin
lanzó una mirada de recelo hacia el hombre que acababa de recitar esas
palabras, aunque éste no se percató de ello ya que aún intentaba consolar a
Lord Tytos para que dejara de llorar. El chico intentó ignorar su comentario y volvió
la mirada hacia el cadáver de su señora madre.
Hasta
que escuchó de nuevo aquella voz, provocando que su semblante volviera a
tensarse: – Tenéis que ser fuerte, chicos –murmuró Lord Tarbeck, dirigiéndose a
los tres hermanos Lannister.
De
nuevo, Tywin ignoró sus agradables palabras y cerró su mano derecha en un puño,
apretando los dedos con frustración. Sí, el Maestre podía sentir la frustración
y la impotencia reflejada en el rostro del heredero de Lord Tytos, tanto que
creyó que iba a marcharse de aquel lugar.
Fue
entonces cuando un matrimonio se acercó en ese instante junto a sus dos hijos,
inclinándose al llegar al altar donde se encontraba el féretro para aguardar
unos minutos de silencio. Después de ello, el hombre se acercó a Lord Tytos para
darle un abrazo, mientras que la pequeña de la familia subía los escalones del
altar y posaba una rosa roja sobre las manos de la difunta Lady Lannister.
Al
bajar, la niña alzó la cabeza y su mirada se cruzó con la del primogénito de
los Lannister. Ella no mostró ningún signo de temor al fijarse en aquellos ojos
verdes que parecía que te observaban por dentro. En vez de eso, la pequeña le
dedicó una tenue sonrisa cargada de tristeza y compasión. Tywin se limitó a
asentir con la cabeza.
¡Olé, me encanta! Ese primer encuentro con Joanna está genial. ¡Esto prometeeeeee! Esperaré el tuit de aviso con muchas ganas.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
waaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! ¡Me encanta!*aplaude* Es una historia de la que sabemos poco y seguro que consigues sacarle el jugo ^^. Como mola Tywin desde peque jeje.
Eliminar"Un león no se preocupa por la opinión de las ovejas " ¡Épico! ^^
Adelante con el fin, que aquí tienes una seguidora ^^
Mil gracias a las dos por la rapidez y por vuestros ánimos ^^
EliminarTengo ganas de seguir escribiendo, aunque meterme en la piel de Tywin es bastante difícil, jajaja. Espero quedar a la altura de este león.
Y, por supuesto, esa frase tenía que aparecer en el título. Es una escena que me encanta, frunzo el ceño siempre que la veo.
Me gusta, me gusta, me gusta mucho que Joanna Lannister es una mujer con personalidad desde niña. Me gusta la idea del fic, como has planteado el comienzo... TODO.
ResponderEliminarVoy a por el siguiente capítulo :))))
Cristina.
Joanna debió de ser una gran mujer como para conquistar el corazón de Tywin Lannister, ¿no crees? ;) Yo la veo como una gran leona.
EliminarEspero que te guste la visión que daré de ella según vaya avanzando el fic ^^
Jo, acabo de leer el prólogo y ya estoy ansioso por seguir leyendo y terminar la historia. Me encanta como escribes, la expresividad, el uso del léxico y también me ha enamorado el enfoque que le das y cómo ya desde el principio caracterizas a los personajes y sobre todo a Tywin y a Tytos, cómo resaltas el contraste entre los dos personajes. Qué puedo hacer más que quitarme el sombrero y aplaudir tu prosa.
ResponderEliminarMucha suerte con el blog :D
Muchísimas gracias por tu comentario, me ha animado un montón porque no lo esperaba para nada :D
EliminarEspero que, si has leído algo más del fic, te haya gustado tanto como el prólogo. Mil gracias de nuevo ^^