GENNA
Abrió
los ojos levemente y observó que ya había amanecido. Quiso darse la vuelta
para poder desperezarse pero se encontró con un obstáculo… Un obstáculo que
roncaba.
–
Emmon, fuera de la cama –dijo con severidad aunque algo adormilada.
La
única respuesta que recibió fue otro ronquido, lo cual crispó sus nervios.
–
¡Auch! –Se quejó el muchacho, mirándola algo desconcertado–. ¿Pero qué…?
–
Que te largues –volvió a ordenar Genna, empujándole para echarlo del lecho.
El
chico cayó al suelo, emitiendo un leve quejido. Aún así se levantó con rapidez,
mirando a su esposa con cierto temor por lo que ella pudiera hacer o decirle.
Genna suspiró y se sentó sobre el lecho, observando el cuerpo desnudo de su
marido. «Dioses, ¿qué he hecho para
merecer esto?».
–
Haz el favor de vestirte o me nublarás la vista –comentó ella con sarcasmo.
Emmon
obedeció con rapidez. De hecho acataba todas las órdenes de Genna como si ella
fuese el mismísimo diablo. Pero eso era algo que ella adoraba: se sentía
superior a él.
–
Ah, y dile a las doncellas que me preparen un baño –le ordenó, como si fuese su
criado personal. Él solo asintió antes de salir de aquella estancia.
«Me tiene tanto miedo que ni siquiera se
atreve a mirarme». Genna se levantó y miró su cuerpo desnudo. «Ni a tocarme». Sonrió de lado y se
acarició uno de los pechos, bajando luego por su costado hasta sus prominentes
caderas. Se sentía atractiva, poderosa… era una sensación placentera, como si
no existiera nada en el mundo que ella no pudiera conseguir. Era una mujer
guapa, inteligente y proveniente de una de las familias más importantes de
Poniente. Lo tenía todo. «Salvo un esposo…».
El
día que la prometieron con Emmon era tan solo una niña y no comprendía lo que
la palabra matrimonio significaba realmente. Con el paso de los años tomó
conciencia de ello y supo que Walder Frey le había ganado la partida a su padre
al aceptar esa unión. Aquello la enfureció, pero quiso darle una oportunidad a
aquel chico desgarbado que iba a convertirse en su esposo. Tampoco podía
negarse, así que qué menos que esperar para verlo.
Mas
aquella pequeña esperanza fue siempre una falsa ilusión. Soñaba al pensar que
Emmon podría llegar a ser un hombre fuerte y valeroso, que creciera al igual
que sus hermanos… Pero resultó que hasta Gerion, que era doce años menor,
parecía más hombre que él.
–
¿Os encontráis bien, señora? –Preguntó una de las doncellas mientras la bañaba.
–
Claro, ¿por qué preguntas?
–
Tenéis un moratón en el muslo, señora.
Tenía
razón: una ligera mancha oscura marcaba su blanca piel. Genna sonrió al
recordar cómo se había hecho eso.
–
No te preocupes, son consecuencias de las noches con mi señor esposo. A este ritmo no tardaré en quedarme
embarazada.
Todas
las doncellas se sonrojaron y ninguna volvió a preguntar más sobre el tema. «Ingenuas», pensó Genna sonriendo.
Lo
cierto es que Emmon apenas la tocaba. No porque no se sintiera atraído, sino por
el miedo de verse rechazado y ridiculizado por ella. Las únicas veces que
habían yacido juntos había sido por orden de ella. «Es mi esposo y ni siquiera cumple como tal. No sé cómo pretende tener
herederos si no actúa como un hombre», pensó a la vez que chasqueaba la
lengua, asqueada.
De
lo único que se arrepentía era de haberle regalado a él su virginidad. Siempre
sintió que ella era una gran mujer y, por tanto, merecía que un hombre de
mejores características fuera el que la hubiera convertido en mujer. «Pero tuvo que ser él», bufó al recordar.
Aunque tenía claro que Emmon no sería el único hombre de su vida. De hecho, ese
moratón revelaba que su marido no era el único que ocupaba el lecho de su
esposa.
«Si él no sabe complacerme tendré que buscar
a otros que sí lo hagan. Es tan estúpido que nunca se enterará… y si lo hiciera
dudo que tenga una pizca de valor para recriminarme», pensaba mientras la
ayudaban a vestirse. En ese momento escuchó cómo alguien iba corriendo por los
pasillos, riendo y gritando el nombre de Genna. «Gerion».
Al
pequeño se le notaba feliz y eso también la hacía sonreír a ella. Su hermano
menor era una alegría constante, nunca dejaba de sonreír, y a ella le
enternecía tener a un hermano como él. Nada más salir de la habitación, Gerion
se abrazó a ella.
–
Hola hermanita –dijo abrazado a su cintura y sin dejar de sonreír.
–
Hola pequeño –ella también sonrió y aprovechó para acariciar el pelo de su
hermano–, ¿ya os vais?
–
Sí, solo falta padre por bajar. ¿Por qué no vienes con nosotros? –Preguntó
mirándola a los ojos con pena.
–
Alguien tiene que encargarse de los asuntos de la Roca… y no voy a dejar que lo
haga el tonto de mi esposo –ambos empezaron a reír.
–
Bueno… te echaré de menos.
Genna
volvió a sonreír y besó a su hermano en la mejilla. Luego bajó junto a él para
despedirse del resto de su familia. El carruaje en el que irían su padre y sus
hermanos menores ya estaba preparado, mientras que Kevan y Tywin se encontraban
de pie junto a sus respectivos caballos, listos para montar.
– Todos me abandonáis –bromeó Genna.
–
Así son las bodas reales –dijo Kevan.
–
No podemos fallar a nuestros futuros reyes –añadió Tygett.
–
No mintáis, a vosotros no os interesa la boda, solo queréis ver la capital –Kevan
y Gerion rieron, incluso Tygett dejó escapar alguna carcajada.
Tywin
negó con la cabeza y miró hacia la lejanía, como si no quisieran que vieran su
rostro en ese momento.
–
Yo pensaba que Tywin se quedaría aquí conmigo –dijo la chica para ver si su
hermano reaccionaba–. ¿No decías que odiabas esa ciudad?
El
joven se giró lo justo para que ella pudiera ver su rostro y, aunque no
sonreía, parecía feliz.
–
Tengo unos asuntos pendientes en la capital, hermana –respondió finalmente.
¡¡Me encanta!! Genna tiene al marido "acojonao" xDDD ¡Que mujer! jajaja
ResponderEliminarBueno bueno...Bodorrio is coming....
"Tengo unos asuntos pendientes en la capital" akjbdjaghdjhahgdjadjhagdjagdjahdgja
Sí, acojonao es la palabra clave, jajajaja. Esta mujer es una diosa, a mí me chifla.
EliminarLas Lannister son mujeres de armas tomar, qué crack es Genna. Lo que me he reído cuando ha tirado al marido de la cama, jajaja...
ResponderEliminarY Tywin hgdasfhljgdasfhh qué pillo...
La verdad es que no se sabe de ninguna mujer Lannister que sea más "débil" xD No había caído en ello pero ahora que lo dices es cierto ;)
EliminarQue calzonazos es el marido xD me encanta!
ResponderEliminarTywin va a lo que va *cejas*
He leído el de Duncan también, mi pobre madre :´( jum
Dan ganas de leer esa boda xD
Sigue así
Menuda pareja hacen esos dos, cuando salgan en la serie me voy a reír mucho xD
EliminarTu madre está destinada a sufrir, qué remedio T^T La culpa es de Martin, jaja.
Bodorrio is coming!