KEVAN
No
era un buen momento para entrenar. Sin duda no lo era. Pero necesitaba despejar
sus ideas para reflexionar con calma y tranquilidad. Y desde luego Tygett
acertó al arrastrarlo hasta el patio de entrenamiento.
–
No estás atento –le comentó su hermano menor a la vez que esquivaba uno de sus
ataques.
–
Claro que lo estoy –recalcó, atacando esta vez con ira. Tygett dejó escapar una
leve carcajada.
–
¿Vas a permitir que tu hermano menor te venza en combate?
–
No estás atento –volvió a repetirle poco antes de ofrecerle su mano para
ayudarle. Kevan suspiró con fuerza al ponerse en pie y agachó la cabeza.
–
No… no lo estoy –admitió derrotado.
–
Si sigues así, tu enemigo se aprovechará de esa debilidad.
–
¿Qué debilidad?
–
Eres incapaz de concentrarte cuando hay algo que te preocupa. En una batalla
debes olvidarte de todo.
–
Eso es fácil de decir.
–
Para nada –comentó devolviéndole la espada–. ¿Acaso no estás furioso por lo que
han hecho los Tarbeck?
–
Lo estoy.
–
Pues descarga esa furia contra mí –dijo a la vez que volvía a atacar, casi sin
darle tiempo de reacción.
Estaba
cansado, terriblemente cansado. Sin embargo, decidió seguir el consejo de
Tygett y luchó contra él como si fuera el mismísimo lord Tarbeck.
–
Mucho mejor –murmuró Tygett con esfuerzo y una medio sonrisa dibujada en su
rostro.
«Maldita sea, deja de sonreír así»,
pensaba Kevan. «No vas a vencerme otra
vez.»
Escuchó
el relincho de un caballo bastante cerca de ellos. No era algo extraño escuchar
el trote de los equinos en el patio de armas, pero en un momento dado Kevan
comprobó que el hombre que lo cabalgaba portaba el estandarte
de una casa que no era la Lannister. Aquello le despistó por completo, aunque
esta vez sí vio llegar la espada de su hermano, el cual tenía la intención de
realizar la misma maniobra anterior. Kevan supo recomponerse lo suficientemente
rápido para esquivar el ataque de su hermano y darle esta vez el golpe
definitivo.
–
Puedes vencerme una vez con esa técnica, hermanito –comentó Kevan mientras
guardaba la espada para ayudar a Tygett–, pero no dos veces.
–
No me llames así –se quejó el muchacho, ya en pie–. Está bien, llevas razón. Te
distrajiste de nuevo y creí que podría volver a ganar sin complicaciones. Lo
siento, te infravaloré –Kevan no pudo evitar sonreír.
–
¿Sabes, hermanito? Creo que serás un gran guerrero. El mejor de todos nosotros
–declaró Kevan mientras se alejaba de él, caminando en dirección a la
fortaleza. Tygett, en cambio, quedó tan impresionado que ni siquiera se quejó
de que hubiera vuelto a llamarle “hermanito”.
–
¿El mejor? –Preguntó Tygett aún sin creerlo–. ¿Mejor que Tywin?
–
Seguramente –contestó antes de salir a correr.
No
podía perder más tiempo. Tenía un mal presentimiento… Según se iba acercando a
las puertas de Roca Casterly, se sentía más nervioso y preocupado. Allí ya se
encontraba Genna junto a su marido, que habían salido a recibir a aquel hombre
que llevaba un estandarte con el blasón de un árbol en llamas. «La casa Marbrand.»
–
Ser Damon Marbrand –saludó Genna en cuanto el joven caballero bajó de su
caballo.
–
Mi señora –dijo él inclinándose levemente.
–
¿A qué se debe vuestra visita, Ser? ¿Podemos ayudarle en algo?
ui ¿qué noticia será? ¡A por el siguiente! :)
ResponderEliminarCreo que es una noticia que muchos sabéis xD
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