Fanfic que recrea la juventud y el ascenso de Tywin Lannister al poder. Está basado en la saga de libros "Canción de Hielo y Fuego" de George R.R. Martin, por tanto ni los personajes ni los lugares me pertenecen.

domingo, 5 de mayo de 2013

Capítulo 4


TYWIN

Gerion corría como un loco por todo el salón principal de la fortaleza. Gritaba y reía, jugando con uno de los niños Frey que debería tener la misma edad que él.

Aquello le alteraba un poco. No le gustaba tanto bullicio, le ponía nervioso. Aún así, Tywin hizo acopio de paciencia y se mantuvo tranquilo, mostrándose lo más indiferente que podía.

Los Frey habían llegado esa misma mañana, pocos días después de que llegara aquel cuervo a Roca Casterly. Tywin conocía su historia por los libros, pero no les había visto nunca antes.

Lord Walder Frey estaba sentado al lado de su señor padre. Era un hombre de unos cuarenta y cinco años aunque aparentaba muchos más. Tenía un aspecto envejecido y no destacaba precisamente por su belleza. Es más, su rostro le recordaba al de una comadreja. 

Pero Tywin no sospechaba de él por su rostro desagradable, sino por su expresión avariciosa. Había escuchado algunos rumores entre los señores de las casas menores, y cuando vio por primera vez aquella sonrisa de lado pudo comprobar que todo lo que se había dicho de aquel hombre era cierto.

«Lleva todo el día con padre, hablando a solas sobre “asuntos confidenciales”. Pero, ¿qué tipo de asuntos?»

Desconfiaba de Lord Walder. No obstante, también desconfiaba de su propio padre, de su debilidad. No sabía qué era lo que pretendían los Frey. Solo esperaba que, fuera lo que fuese, su padre hubiera tomado la decisión correcta.

Gerion volvió a pasar corriendo entre los bancos, provocando que una de las mujeres que servían el vino derramara el contenido de una de las jarras encima del chico Frey. Aquello hizo reír a Tygett y Genna, incluso Kevan dejó escapar alguna carcajada. Sin embargo, él se mantenía serio, algo incómodo por la situación.

– ¿Ocurre algo, hermano? –Le preguntó finalmente Kevan–. Apenas has probado la comida.
– Yo diría que ya he comido suficiente. Este festín es exagerado.
– Teniendo en cuenta que hay varias familias importantes en este día, no lo veo tan mal.

Tywin hizo una mueca de desagrado aunque en el fondo sabía que su hermano llevaba razón. La mitad de las casas de Occidente se encontraban allí, por no mencionar también a los Frey.

Además de su guardia personal, Lord Walder había traído consigo a cinco de sus seis hijos. Cuatro de ellos eran los hijos de su primera esposa, mientras que el pequeño que jugaba con Gerion era hijo de la segunda. Estaba claro que, con seis hijos, la dinastía Frey estaba asegurada, más aún si se tenía en cuenta a su primogénito, Stevron Frey, quien ya estaba casado y había engendrado a su primer hijo varón.

Algún día él tendría que hacer lo mismo. Tendría que casarse y tener hijos que siguieran su línea familiar, los futuros herederos de Roca Casterly. La idea no le agradaba mucho pero aún era demasiado joven como para preocuparse por esas cosas. Ya le llegaría el momento, a él y a sus hermanos. Aún eran niños, incluso él lo era, aunque se empeñara en negarlo.

Pocos minutos después, el bullicio de aquel salón fue desapareciendo. Los asistentes empezaron a guardar silencio y Tygett tuvo que coger a su hermano pequeño para que dejara de jugar. Todo aquello se debía a que Lord Tytos se había puesto en pie para decir unas palabras. «Al fin».

– Mis señores –empezó Tytos, alzando un poco la voz para que todos pudieran escucharle con claridad–, me complace ver a tantos amigos aquí reunidos en mi casa. En nuestra casa. –Comentó, dirigiendo una rápida mirada a Lord Walder–. Porque, como bien sabéis, todos sois bienvenidos a Roca Casterly.

Varios de los asistentes aplaudieron ante aquellas palabras de gratitud. Incluso algunos vitorearon el nombre de su Señor. Tywin se mantuvo serio, no le interesaban las típicas palabras agradables, no le interesaba el protocolo. Lo que quería saber era qué ocurría entre aquellos dos lores.

Una vez los aplausos cesaron, su padre continuó con el discurso: –Mis señores, me alegra anunciarles una gran noticia para nuestro futuro y, sobre todo, para el futuro de las casas Lannister y Frey.

Varios de los invitados se miraron entre ellos con incredulidad, a la vez que Lord Walder se levantaba y le indicaba a uno de sus hijos varones que se acercara.

– Emmon, ven aquí –dijo aquel hombre. El chico obedeció nada más oír a su padre.
– Genna –dijo Tytos mirando a su hija. La pequeña abrió los ojos con sorpresa, pero obedeció a la llamada de su progenitor, acercándose a él con una expresión de duda y confusión.

«Esto no me gusta». Tywin tensó todo su cuerpo aunque no hizo ademán de moverse. Kevan le miraba perplejo, como si le pidiera ayuda para que le aclarara lo que estaba ocurriendo ahí dentro, en ese salón.

– Una nueva alianza se ha formado –continuó Lord Tytos–, una alianza entre dos grandes casas. Tengo el honor de anunciaros el compromiso entre Emmon Frey y mi hija, Genna Lannister.

Los distintos vasallos no podían creerse aquellas palabras: algunos se quedaron en silencio por el impacto que les había producido aquella noticia, otros cuchicheaban entres ellos, y los demás intentaban aguantar la risa. «Se ríen, se están riendo de nosotros». Una sonora carcajada retumbó por todo el salón. Era solo una persona, una mujer, pero aquella risa sonaba con tal fuerza que Tywin se sintió como si centenares de hombres apuñalaran su orgullo.

Todos se giraron para ver quién era la que reía. «Lady Ellyn Tarbeck…». Apretó los dientes al ver como esa mujer se burlaba de aquella manera. «Se ríe delante de todos nosotros… se ríe de mi familia, de mi padre».  Tywin comprendía el porqué de su risa. Aquel compromiso era ridículo, él lo sabía, pero aquel jolgorio le hería aún más.

– No puede ser cierto… –murmuró, como si se intentara convencer a sí mismo. Su rostro se endureció al ver como su padre y Lord Walder unían las manos de sus respectivos hijos–. ¡No puedes estar hablando en serio!

Esta vez no fue un susurro. Fue un grito que oyeron todos los presentes, un grito que ahogó todos los cotilleos y las risas, un grito que devolvió el silencio al lugar.

Lord Tytos miró a su hijo, el cual se había puesto en pie y le encaraba con la mirada, con una furia impropia para un niño de su edad.

– Tywin, hijo mío… –Tytos quiso hablar, pero su hijo no se lo permitió.
– No –Tywin empezó a caminar hacia él, con la rabia reflejada en su rostro–, no puedes comprometer a tu única hija con un Frey.
– Hijo, este matrimonio nos traerá grandes beneficios además de un aliado poderoso. Ya está hecho, Genna se casará con Emmon.
– ¡NO!

A la vez que Tywin volvía a protestar, un hombre se levantó de su asiento y empezó a caminar con rapidez. «El gran León Rojo», pensó el chico mientras miraba como el señor de la casa Reyne le dedicaba una dura mirada a Tytos justo antes de salir de aquel salón, hecho una furia. «Esto no era lo que él quería, le molesta tanto como a mí… Seguramente querría casar a su heredero con Genna, y sin duda habría sido una decisión más acertada. Cualquier compromiso con una casa vasalla habría sido mejor que éste».

– Ni siquiera tus mejores aliados te apoyan, padre.
– Hablaré con él. Lord Reyne es un hombre comprensivo.
– ¿Comprensivo? Decidme, padre, ¿cómo demonios vas a casar a tu única hija con un Frey? ¿Qué tipo de beneficio hay para nuestra casa? –Cada palabra que salía de su boca era como una puñalada, y sus ojos no le daban ninguna tregua a los de su señor padre.
– Un respeto, muchacho –intervino Walder Frey–, nuestra familia es una de las más influyentes de Poniente.
– No soy ningún muchacho –espetó Tywin, dirigiéndose a él–, y dudo que vuestro segundo hijo pueda influenciar en algo a una Lannister.
– Tywin, te estás precipitando.
– No padre, ¡eres tú el que se precipita! Quieres casar a tu hija con el segundo hijo de Lord Frey. ¡Ni siquiera es el heredero!
– Yo tampoco era el primogénito de mi familia –replicó Tytos, aunque aquello sonaba más como una excusa para defenderse de su propio hijo.
– Ah, ¿es por eso? ¿Crees que Emmon Frey correrá la misma suerte que tú? Te equivocas, padre. Stevron Frey es el heredero, y también es un hombre joven. Puedo asegurarte que tendrá más de un hijo. Este matrimonio no lleva a ninguna parte.
– Tywin –el señor de Roca Casterly hablaba con suavidad, aunque no se sabía si era porque quería calmar a su hijo o porque se sentía intimidado–, mañana lo verás todo más claro. Necesitamos las fuerzas y el apoyo de los Frey.
– Genna debería casarse con un hombre digno. Cualquier primogénito de una casa importante serviría.
– No puedo renunciar a la propuesta de Lord Walder. No es mi intención disgustarle.

Tywin apretó sus manos y frunció el ceño, dirigiéndole tal mirada de reproche a su padre que éste se puso blanco como la leche. No le dijo nada, solo le miraba en silencio, y aquello provocó que Lord Tytos volviera a sentarse, removiéndose incómodo en su asiento. Incluso el propio Walder Frey tembló ligeramente al notar tanto odio en aquellos ojos que no daban descanso.

– Siento si esto te decepciona –murmuró Tytos, apartando la mirada de la de su hijo–. Pero no voy a dar marchar atrás.

El muchacho golpeó la mesa con tal fuerza que muchos de los invitados se estremecieron ante aquel sonido duro y seco.

– Eres débil –susurró Tywin entre dientes, con rabia contenida. Miró de nuevo a Lord Walder, con la misma furia que antes–. Habéis logrado algo increíble, mi señor; una gran jugada, sin duda. Pero recordad que un Lannister siempre paga sus deudas.

Se giró, dándoles la espalda y dispuesto a salir del lugar. Pero entonces se percató de la presencia de su hermana. Genna tenía los ojos brillantes, quizás hubiera llorado... 
Ella tenía siete años, solo siete años y ya habían decidido su futuro. Parecía como si la pequeña quisiera irse con él. «He sido el único que la ha defendido», comprendió Tywin.

El chico se acercó y posó un leve beso en la frente de su hermana, casi imperceptible para ella. Pero ya no podía sacarla de aquel lugar, era inevitable.

Salió de allí de la misma forma que antes hiciera Lord Reyne. «Hemos perdido a una Lannister… y también a nuestro mejor vasallo».

10 comentarios:

  1. OMG!!¡¡ Me ha encantado!! Walder Frey tocando las narices desde tiempos remotos jaja Como mola Tywin!! Ahí levantándose y poniendo las cosas claras!!!! ^^

    He dicho ya lo que me p*** Tywin cabreado!! ¡¡Por todos los Dioses!! * babea*

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    1. Los Frey ya sabemos que nunca han sido de fiar, aquí ha quedado bastante claro jajaja.

      Espero que hayas conseguido limpiar tu teclado de babas ;)

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  2. Ay! Que casi lloro, que maravilla de hombre, yo lo quiero para mi, en serio, y el Frey tocando los huevos, y ya era viejo!! Jajaja. Genial como siempre

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    1. Sí, no tan viejo como ahora pero sí más de lo que debería. O al menos así lo imagino yo, jajaja.

      Muchísimas gracias por comentar aquí, me hace mucha ilusión :D

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  3. ¡¡¿¿ Con un Frey??!! ¿WTF? Esa gente son gentuza, pobre chavala; entiendo perfectamente a Tywin, pero ¿en qué piensa su padre?
    Me ha gustado un montón el capítulo, y tu forma de escribir, lo haces todo cercano, cotidiano y aún así respeta absolutamente la esencia de lo que es este tipo de historias. Es como una precuela de la saga.

    Te hago una reverencia y espero el próximo capítulo con muchas ganas.

    cristina xD

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    1. Así es, Genna tendrá que casarse con un Frey porque su padre no es capaz de negarse. De ahí esa debilidad que le recrimina Tywin.

      ¡Muchísimas gracias por tus palabras! Haces que me sienta como una diosa xD

      Espero no tardar mucho en subir el siguiente, y también espero que te siga gustando. Con tus comentarios y los de las demás señoritas me animáis mucho a seguir adelante ^^

      Un beso.

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  4. Anoche te hice un comentario y me dio error al publicar, Dracarys!

    Bueno, venía a decir que me gusta este Tywin, tan seguro y tan seriote él, defendiendo a su hermana de un matrimonio horrible. Olé sus gónadas. Y si frunce el ceño, para qué queremos más e.e

    ¡Qué ganas tengo de verlo en plan enamoradoooooo! :3

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    1. Dracarys para el blog por prohibirte el derecho de expresión.

      Pues sí, Tywin fue así desde niño, ¡parece increíble que incluso le infundiera respeto a su padre! Era necesario poner que fruncía el ceño, tenías que verle con el rostro endurecido e.e

      Ya se enamorará, tiempo al tiempo... :D

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  5. ¿El matrimonio este lo has inventado tú o es cosa de Martín?

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